Lucas 8:11

Usa la Biblia.

I. La Palabra de Dios es una porción de la comida que Él le ha dado al hombre para que viva. Es el sustento espiritual que nos ha proporcionado para mantener nuestra parte espiritual, el alma. Porque el alma, al igual que el cuerpo, necesita su alimento adecuado. Ambos deben ser apoyados y nutridos, si queremos que prosperen. ¿No clama toda la naturaleza, desde todas las partes de la creación, que todo lo terrenal debe ser alimentado? El fuego debe alimentarse, el agua debe alimentarse, incluso la tierra misma, que alimenta a todas las cosas, debe alimentarse, de lo contrario se convertirá en polvo o se endurecerá en una roca.

Así ocurre con el alma. Eso también, así como el cuerpo, debe ser alimentado con alimentos adecuados a su naturaleza. Esto es tan claro que los mismos paganos lo sabían. Eran plenamente conscientes de que el alma nunca prosperaría, a menos que se alimentara con alimentos adecuados para ella; y encontrar esa comida era el gran deseo de los mejores y más sabios hombres entre ellos. Ahora bien, si hicieron esto, los que solo sabían que sus espíritus necesitaban alimento, por sentir que lo anhelan, ¿qué nos dirá Dios, si estamos menos ansiosos por la alimentación de nuestras almas?

II. Porque la Biblia no es un amuleto que, guardándola en nuestras estanterías o encerrándola en un armario, pueda hacernos algún bien. Tampoco es un libro de cuentos para leer por diversión. Se envía para enseñarnos nuestro deber para con Dios y el hombre; para mostrarnos desde qué altura hemos caído por el pecado, y hasta qué altura mucho más gloriosa podemos remontarnos, si nos ponemos las alas de la fe y el amor. Este es el uso de la Biblia, y este uso deberíamos hacer de ella.

Si usamos la Biblia de esta manera, Cristo, que es el camino de la vida, nos abrirá los ojos para ver el camino. Él te enviará las alas de las que te hablé, y te llevarán al cielo. Porque hay que tener esto en cuenta, que solo Dios da el aumento. A menos que Él lo dé, no recibiremos ningún aumento. Nuestro gozo no aumentará; para que el estudio del Libro de Dios continúe siendo una tarea fastidiosa. La única forma de asegurarnos de que nuestro trabajo no sea infructuoso es mediante la oración; la única forma de obtener una bendición en nuestro estudio es pidiéndola.

AW Hare, The Alton Sermons, pág. 278.

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