Salmo 132

Este Salmo es claramente un himno para la consagración del Templo. Podemos llamarlo la canción de los constructores. En su primera porción, que se extiende hasta el final del séptimo versículo, la Iglesia suplica a Dios los muchos pensamientos y largos esfuerzos que habían puesto los cimientos de Su casa.

I. Recojamos de esta porción algunas lecciones sobre el trabajo preparatorio. (1) Mire la imagen que se nos da aquí del rey anciano poniéndose a sí mismo a su tarea. Tiene una sensación casi de vergüenza al pensar en su propia tranquilidad y comodidad mientras tanto queda por hacer. El reposo que se ha ganado y alcanzado al fin, no lo aceptará. Pondrá su propia comodidad en segundo lugar, el servicio de Dios, que no es más que el nombre más noble del deber, primero.

La imagen del texto puede ser un reproche a la pereza de todos nosotros. (2) Note, también, que la devoción de David hace una súplica a Dios. La oración se basa en la suposición de que su esfuerzo y autosacrificio no será, no puede, ser todo en vano. Y la oración construida sobre esa suposición es respondida. (3) Considere cómo se muestra el recuerdo de Dios de tal trabajo preparatorio. David no vio ningún resultado de todos sus esfuerzos para construir el Templo.

Reunió la gran tienda, pero estaba reservada para que otra la moldeara en su totalidad y viera la nube de gloria llenar la casa. Pero, no obstante, era cierto que Dios se acordó de David y todas sus aflicciones, y aceptó y coronó su obra. Así sucede con gran parte de las actividades de cada hombre. Todos recibimos tareas inconclusas de los que van antes; todos les transmitimos tareas inconclusas que vienen después. Nuestra vocación es hacer avanzar un poco el dominio de la verdad de Dios, y ser uno de la larga fila que pasa la antorcha de mano en mano.

II. Sal 132: 8-10: La oración pidiendo la bendición de Dios sobre la obra de los constructores. (1) Note la única gran bendición que todos los constructores de Dios deberían desear: "Levántate, oh Señor, a tu reposo", porque el templo de nuestra crianza no se completará hasta que el arca esté en su santuario y la nube llene sus atrios. (2) De esta petición fundamental fluyen todas las demás cláusulas de la oración: ( a ) poder; ( b ) justicia; ( c ) alegría. Tales son los deseos del salmista para su nación.

III. La sección final del Salmo contiene la respuesta divina, que satisface con creces los deseos del salmista. Cada petición se amplía en respuesta a algo mucho más grande que ella misma.

A. Maclaren, Sermones predicados en Manchester, segunda serie, pág. 259.

Referencia: Salmo 132 S. Cox, The Pilgrim Psalms, p. 261.

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