Salmo 147:7

Casi podríamos afirmar que este Salmo fue compuesto en primavera. La primavera, como nos dicen los viajeros orientales, llega con una rapidez y una belleza en esa tierra desnuda de Palestina que difícilmente podemos concebir. De repente, las colinas secas y pedregosas se visten con el verde más tierno, las flores llenan los campos y los cielos arrojan rocío.

I. Pero ya sea que se componga en primavera o no, el Salmo ciento cuarenta y siete puede enseñarnos una gran lección: una lección de agradecimiento; una lección de reconocimiento a Dios por Su cuidado por Su cuidado de todas Sus criaturas, ganado y aves, así como del hombre. La gratitud que es aceptable a Dios es la ofrenda de una vida justa, misericordiosa y humilde, una ofrenda que Dios ama más que cualquier otro servicio, que a Su vista es más que holocaustos y sacrificios enteros.

II. Aprendamos de esta temporada a tener confianza en Dios. Amemos marcar en lo que vemos ahora el cuidado de Dios por todas sus criaturas. No toda la astucia del hombre podría hacer que una sola brizna de hierba, o hacer que una hoja salga de su vaina, o que una flor brote y florezca. Piense en el testimonio que da la primavera de la providencia y el amor de Dios.

III. Aprendamos de la temporada actual al menos una pista sobre nuestro destino inmortal. Hace unas semanas, y toda la naturaleza parecía muerta. Los árboles estaban sin hojas; el suelo estaba desnudo; no había canto de pájaros en el aire. Pero ahora hay vida, vida visible y gozosa, a nuestro alrededor. La tierra ha tenido su Pascua y ha resucitado. ¿Y no veremos en esto un tipo y una parábola de nuestra propia resurrección? ¿No ayudará en su grado a confirmar la bienaventurada esperanza de que viviremos aunque muramos? que la muerte no es el fin de nuestro ser?

RDB Rawnsley, Sermones en iglesias rurales, segunda serie, p. 41.

Referencias: Salmo 147:7 . C. Kingsley, El agua de la vida, pág. 317. Salmo 147:9 . Spurgeon, Sermons, vol. xii., No. 672. Salmo 147:12 .

JA Sellar, Doctrina y práctica de la Iglesia, pág. 188. Salmo 147:14 ; Salmo 147:15 . Spurgeon, Sermons, vol. vi., núm. 314. Salmo 147:15 . Ibíd., Vol. xxvii., núm. 1607.

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