Salmo 23:5

I. La mesa aquí viene después del valle de la tristeza. ¿No hay preparación incluso en ese hecho? ¿Cuándo queremos tanto la mesa como cuando acabamos de pasar por experiencias severas? Es cierto tanto espiritualmente como físicamente, y es la ley del gobierno de Dios: "Si alguno no trabaja, que no coma". La mesa sigue el valle.

II. ¿Qué es la mesa preparada? De ninguna manera debería excluir de la respuesta el suministro ordinario de nuestras comidas diarias. Existe la mente anticipatoria del Infinito en todas partes. Es bueno olvidar los llamamientos materiales, la compra, el pedido y la preparación, no ver nada más que un regalo de Dios preestablecido, complicado y preciso, y sentir solo: "Me preparas una mesa".

III. Sin embargo, todo el Salmo veintitrés es esencialmente espiritual, y la mesa preparada por David era ciertamente santa. Y a esto cada hijo de Dios pondrá su sello y agregará su testimonio de que Dios, de la manera más segura y extraña, nos proporciona alimento espiritual, exactamente qué, cuándo y dónde lo necesitamos. Es posible que un día hayas sentido un vacío de corazón más de lo habitual y un anhelo de no saber qué, solo que era una sensación insatisfecha de que algo faltaba.

Tu alma tenía hambre. Esa misma hambre fue parte de una gran preparación. Fue ese día que abriste tu Biblia, y es asombroso el poder que tenía, algo difícil de explicar. Encajaba en sus pensamientos; sugirió las ideas que querías. ¿No estaba preparada una mesa?

IV. Aún queda otra mesa por hacer, cuando un pueblo preparado se reunirá en un banquete preparado y los designados se reunirán en torno a su Rey designado.

J. Vaughan, Sermones, sexta serie, pág. 133.

Referencias: Salmo 23:5 . Spurgeon, Sermons, vol. xxi., núm. 1222 y vol. xv., núm. 874; Revista del clérigo, vol. xx., pág. 13; Obispo Thorold, La presencia de Cristo, p. 167. Salmo 23:5 ; Salmo 23:6 . T. Hammond, Christian World Pulpit, vol. xx., pág. 123; JF Haynes, Ibíd., Vol. xxi., pág. 409.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad