Salmo 37:3

Dios está edificando un reino invisible, un reino de pensamientos santos, de sentimientos puros, de fe, de esperanza, de justicia. El reino de Dios avanza con seguridad, aunque avanza lentamente y aunque es invisible para nosotros. Aquí, pues, está el fundamento de nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra paciente espera. Debemos descansar en el hecho de que Dios está llevando a cabo una obra en este mundo; que nunca olvida ese trabajo; que nunca deja que se demore o se demore; que siempre está avanzando, aunque no lo veamos avanzar, y aunque parezca que está retrocediendo.

I. Considere la locura del desánimo que muchos sienten por la imperfección de los hombres, en particular los que pasan de un estado social superior a uno inferior. Para tales hombres, la palabra es: Espera en el Señor, espera pacientemente, y pronto Él te dará el deseo de tu corazón.

II. Considere la locura de envidiar a los hombres malvados cuando están en el poder, y pensar que quizás valga la pena ser tan malvados como ellos. Su prosperidad, dice el Salmo en efecto, está al principio y no al final. Los malvados prosperan por poco tiempo; pero al final tendrán su justa recompensa.

III. Hay una aplicación del tema a aquellos que están en problemas. No tenemos por qué apurarnos. Espera pacientemente. Confianza en Dios. No renuncies a tu fe.

HW Beecher, Sermones, 1870, pág. 334.

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