Salmo 89:15

La bendición no está en el sonido, sino en el alma. Es el alma la que conoce el sonido. La elocuencia, que conmueve todos los corazones, es absolutamente insignificante si el alma, capaz de pensar y sentir, no está allí. La misma evangelización habló a los hebreos en el tono de las trompetas de plata como en nuestro servicio cristiano; les hablaba de una relación familiar con Dios, de un Mediador, de un Sacrificio, de adoración a Él, el único Dios verdadero. Fue gozoso. Decía: "Vosotros sois la labranza de Dios; sois el edificio de Dios".

I. Fue un sonido alegre. Proclamó ordenanzas divinas; decía: "El pecado y la tiranía no tienen dominio sobre ti".

II. Fue un sonido alegre. Proclamó la posibilidad de una unión más profunda con Dios. Es este sonido gozoso el que estremece el espíritu como con el llamado de la trompeta a la victoria. Este sonido se convierte en una fuerte compulsión en el ser, hasta que la naturaleza libre exclama: "El amor de Cristo nos constriñe".

III. " Caminarán, oh Señor, a la luz de tu rostro". Serán bendecidos en el disfrute presente, sabiendo en quién han creído, haciendo todo para la gloria de Dios. Y cuán bendita es la anticipación, que conmueve el corazón con una marea de gozo aún más profunda, porque la luz del rostro de Dios no solo será una bendición presente, sino la fuente de expectativas aún más brillantes.

E. Paxton Hood, Sermones, pág. 264.

Referencias: Salmo 89:15 . Spurgeon, Esquemas del Antiguo Testamento, p. 126; A. Maclaren, Contemporary Pulpit, vol. iii., pág. 252; Outline Sermons to Children, pág. 61; A. Watson, Sermones para domingos, festivales y ayunos, segunda serie, vol. i., pág. 76. Salmo 89:16 .

Ibíd., Primera serie, pág. 92. Salmo 89:19 . Spurgeon, Sermons, vol. i., No. 11; Ibíd., Morning by Morning, pág. 23. Salmo 89:37 ; Salmo 89:38 . EH Gifford, Voces de los profetas, pág. 215.

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