EL CRISTIANO EN EL HOGAR

Ve a casa con tus amigos y cuéntales cuán grandes cosas ha hecho el Señor por ti.

Marco 5:19

El cristianismo tiene tanto que ver con las pequeñas cosas como con los grandes asuntos de la vida. Un verdadero cristiano nunca olvida su fe; es tan cristiano en casa como en la Iglesia, y no deja a un lado su religión como un traje de domingo.

I. Donde un hombre brilla — Es en las pequeñas cosas comunes de la vida que necesitamos mostrar nuestro cristianismo. Un hombre dice: 'Haría algo grande por Jesús; Daría mi cuerpo para ser quemado por la verdadera fe, como los mártires de antaño '. ¿Pero estás preparado para soportar con paciencia la ardiente prueba de alguna lengua cruel y apasionada? Una mujer dice: 'Me gustaría cuidar de los enfermos y necesitados de Dios; Me gustaría ir muy lejos hasta los confines de la tierra y hacer esta obra para Jesús.

Y todo el tiempo hay un pariente inválido en casa a quien el dolor y la enfermedad han puesto irritable y de mal humor, y nunca se le ocurre a la mujer que aquí hay una obra de enfermería que debe hacerse por el amor de Dios, aquí, en casa. Si queremos estar seguros de que nuestra religión es verdadera y genuina, debemos probarla en los pequeños deberes y pruebas comunes de la existencia diaria, más que en ocasiones y bajo circunstancias de gran importancia.

II. La gracia de la alegría — La alegría es un signo exterior y visible de la gracia interior y espiritual de la religión verdadera. La persona que profesa la religión, pero que está triste, malhumorada, descontenta, miserable, está cometiendo un error. No hay verdadera religión en ser miserable. Un verdadero cristiano es como la luz del sol en la casa, haciendo que todo sea más brillante y mejor por su presencia. Algunas personas supuestamente religiosas parecen estar siempre preparándose para su propio funeral.

Creo que si el amor de Dios habita en nuestros corazones, brillará a través de un rostro feliz y sonriente. Ser alegre; si tienes al Señor Jesús en tu hogar, debe ser feliz. Es un signo de la verdadera religión hacer felices a los demás. Hay personas que guardan toda su alegría y su risa para sus amigos afuera, y no traen nada más que sus problemas, su mal humor y sus faltas a su hogar.

Rev. HJ Wilmot Buxton.

Ilustración

'Había una mujer pobre y trabajadora en Londres que solía levantarse muy temprano en las mañanas oscuras y heladas y, antes de ir a su propio trabajo, cargaba un pesado saco de arena y esparcía su contenido en la calzada resbaladiza para mantener la caballos de caer. Cuando murió, dejó sus ahorros apenas ganados para proporcionar un suministro regular de arena con el mismo propósito bondadoso. Sin duda, el humilde trabajador londinense fue tanto el héroe de Dios como el que funda un hospital o construye una catedral.

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