Y no les faltó nada, ni pequeño ni grande, ni hijos ni hijas, ni despojo, ni nada de lo que les habían llevado: David lo recuperó todo.

Ver. 19. Y no les faltaba nada. ] Aquí el final fue mejor que el principio: como sucedió lo contrario a los amalecitas, que últimamente enmarcaron comedias a partir de las tragedias del pobre Siclag.

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