Pero ellos, con gran temor, dijeron: He aquí, dos reyes no estaban delante de él; ¿cómo, pues, nos mantendremos firmes?

Ver. 4. Pero tenían mucho miedo. ] Tal era su pusilanimidad y perfidia, que ceden ante una pequeña súplica y traicionan su confianza. Pero Dios tuvo una mano dominante en ello, para desarraigar a la progenie de Acab.

He aquí, dos reyes, etc., ¿cómo, pues, nos mantendremos en pie?] Decimos lo mismo del poder irresistible de Dios. Diez mil reyes no pueden estar delante de él; y como debemos?

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