Y edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová.

Ver. 5. En los dos atrios de la casa del Señor. ] Tanto en la corte de los sacerdotes, como también en el pueblo, derramó sus fornicaciones: como actuado y agitado por un espíritu de fornicación, un ímpetu a la idolatría. Era peor que su contemporáneo Numa, rey de los romanos, que llenó la cabeza de la gente con todo tipo de supersticiones, y aumentó tanto el número de los dioses, que no dejó lugar para colocarse entre ellos, como dice ingeniosamente Agustín. a

a De Civ. Dei, lib. xviii, cap. 24.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad