Tomaron, pues, los sacerdotes y los levitas el peso de la plata, el oro y los vasos, para llevarlos a Jerusalén, a la casa de nuestro Dios.

Ver. 30. Entonces tomaron a los sacerdotes ya los levitas ] El gran cargo que se les había encomendado, y que se les impuso, no debilitó, sino que despertó sus espíritus heroicos.

Tu ne crede malis, sed contra audentior ito.

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