Porque desde que vine a Faraón para hablar en tu nombre, él ha hecho lo malo a este pueblo; ni has librado a tu pueblo en absoluto.

Ver. 23. Ni tú has entregado. ] Aquí el mismo Moisés era demasiado corto de espíritu. No consideró, por cierto, que las promesas de Dios muchas veces tengan una fecha larga, ni conviene fijarle un tiempo, ni despertar a aquel a quien nuestra alma ama, hasta que quiera. "Espera", dice el Señor. Hab 2: 3 Serás librado, serás librado, serás librado; lo harás, lo harás. Tanto ese texto en efecto suena y asegura.

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