Y vendrán allá, y quitarán de allí todas sus abominaciones y todas sus abominaciones.

Ver. 18. Y quitarán todas las cosas detestables. ] Así que Dios llama a sus ídolos y monumentos de idolatría, sin dignarse llamarlos por sus nombres habituales. Después del cautiverio, los judíos nunca soportarían los ídolos. Eligieron morir antes que permitir que los petroninos erigieran la estatua de Calígula en su templo. Hasta el día de hoy dicen que hay una onza del becerro de oro en todos sus sufrimientos.

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