Porque en mi celo [y] en el fuego de mi ira he hablado: Ciertamente en aquel día habrá gran conmoción en la tierra de Israel;

Ver. 19. Porque en mis celos. ] Dios primero enciende, luego habla, y luego sacude la tierra. Su ira es como la nube de Elías, que al principio no era más que un asunto pequeño del que ocuparse; o como un trueno, que al principio oímos un pequeño rugido a lo lejos, pero nos quedamos un rato, es un crujido espantoso; o como fuego, que al principio arde un poco sobre unas pocas tablas, pero cuando prevalece, estalla en una llama terrible.

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