Y comeréis grasa hasta hartaros, y beberéis sangre hasta embriagaros, de mi sacrificio que yo he sacrificado por vosotros.

Ver. 19. De mi sacrificio. ] O, de mi buen ánimo. Por eso Dios lo llama para mostrar lo complacido que está con la destrucción de los enemigos de su Iglesia.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad