Y Abimelec mandó a todo [su] pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre oa su mujer, ciertamente morirá.

Ver. 11. El que toca a este hombre, etc. ] Con tanta dulzura Dios, muchas veces, vuelve incluso nuestros pecados para nuestra seguridad aquí, y nuestra salvación en el más allá. ¿Qué no puede Dios hacer por los suyos?

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