Y ella puso las pieles de los cabritos de las cabras en sus manos, y en la tersura de su cuello.

Ver. 16. Y ella puso las pieles de los niños. ] Esto por algunos es excusado, como si fuera sólo dolus bonus, para evitar que su marido haga algo malo; como, cuando el médico engaña a su paciente, para que pueda curarlo. Pero por más atenuado que sea lo que hizo, difícilmente puede justificarse, aunque Dios lo ordenó para su propio propósito.

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