Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; y levántate, huye a mi hermano Labán, a Harán;

Ver. 43. Huye a Labán. ] Huir, entonces podemos, cuando estemos en peligro de muerte; así sea con alas de paloma, no con alas de dragón. Se debe confiar en Dios, no tentarlo. No se debe confiar ni descuidar los medios.

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