Entonces Josué habló al SEÑOR el día que el SEÑOR entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo a los ojos de Israel: Sol, detente en Gabaón; y tú, Luna, en el valle de Ajalón.

Ver. 12. Entonces habló Josué al Señor. ] Primero oró, y luego ordenó al sol y a la luna que se detuvieran y no se movieran, hasta lograr una victoria completa. Entonces uno grita : ¡ Oh admirabilem piarum precum vim ac potentiam quibus etiam caelestia cedunt! ¡Oh fidem heroicam, cuius virtutem ipsa astra sentiunt! quos non hostes terreret, feriret, fugaret illa manus quae victoriae suae trophaea etiam in ipsis caeli orbibus figit? ¡Oh, poder de la oración! ¡Oh, la fuerza de la fe! ¿Cómo podía esa mano hacer menos que confundir a sus enemigos, que habían colocado trofeos de victoria en los orbes celestiales?

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad