Y el sacerdote la traerá al altar, le arrancará la cabeza y la hará arder sobre el altar; y su sangre será exprimida a un lado del altar.

Ver. 15. Escurre su cabeza. ] O, pellizcarlo con la uña, para que salga la sangre, sin separarlo del resto del cuerpo. Esto prefiguraba la muerte de Cristo sin romper un hueso ni separar la Deidad de la humanidad; como también la habilidad que debe haber en los ministros, para cortar o dividir correctamente la palabra de verdad.

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