He aquí, su sangre no fue traída dentro del [lugar] santo; ciertamente debisteis haberla comido en el [lugar] santo, como yo mandé.

Ver. 18. Ciertamente deberías haberlo comido. ] Así, al considerar mal un punto, habéis perdido el puerto y os habéis arriesgado hasta las rocas del divino disgusto, contra el cual vuestros hermanos se han dividido tan recientemente. Dios suele estar más enojado cuando se trata de una reforma; como aquí contra Nadab y Abiú: así después contra Uza, Ananías y Safira, etc.

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