Y por último murió también la mujer.

Ver. 27. Y por último de toda la mujer, etc. ] Es poco creíble que una mujer sobreviviera a siete maridos. Pero concede que lo hizo, aunque la muerte imparcial, que tantas veces le había cortado la cabeza, por fin golpeó su corazón. La muerte, como un arquero, apuntando hacia nosotros, nos vuelve a perder, y tal vez golpea a algunos más allá de nosotros, a otros menos, a algunos a cada lado de nosotros; ahora nuestros superiores, ahora nuestros inferiores, ahora nuestros iguales, hasta que finalmente también nosotros somos heridos; y cuanto más se ejercita la mano de la muerte, más hábil se vuelve. Joannes de Temporibus, de quien se dice que vivió en Francia más de 300 años, murió al fin; también lo hizo el anciano, el muy anciano, en 1635 d.C.

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