Porque llamé y rechazasteis; Extendí mi mano, y nadie miró;

Ver. 24. Porque llamé, y ustedes rechazaron. ] Si alguno pregunta, ¿por qué Dios permitió que se negaran y no les hiciera ceder? Respondo con Agustín, Doctiorem quaerat, qui hanc quaestionem ei explicet: que busque uno que pueda decirle, porque yo no puedo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad