Las palabras de los impíos acecharán a la sangre, pero la boca de los rectos los librará.

Ver. 6. Las palabras de los impíos acecharán la sangre. ] Como no piensan, tampoco hablan la lengua de los justos. "Vosotros sois la luz del mundo"; Mat 5:14 y porque la luz está a la luz de sus malos caminos, como el ángel en el camino de Balaam a su pecado, por eso odian a los santos; y, como todo odio es sangriento, buscan sus vidas, mezclando crueldad con su oficio, como Caín, Herodes, Julián, etc.

La serpiente vieja les presta sus siete cabezas para tramar y sus diez cuernos para empujar. Su propio estudio y ejercicio también los ha hecho expertos y hábiles en su oficio infernal; y el sabor de la sangre los ha hecho tan hambrientos como perros tras ella. Así mantuve a los perros prohibidos al final de la duela, dijo Nicholas Shetterden, mártir, no como pensando en escapar de ellos, sino en que vería a los zorros saltar sobre la tierra por mi sangre, si pueden alcanzarla, así que sea la voluntad de Dios. ; sin embargo, los veremos boquiabiertos y saltar. a

Pero la boca de los rectos los librará.] Defenderá a los hombres inocentes que están indefensos. Pro 24:11 De ahí las muchas disculpas de Tertuliano, Apolonio, Arnobio y otros por los cristianos primitivos bajo persecución. De ahí que tuviéramos esa obra incomparable, Calvin's Institutions, que fue escrita en esta ocasión. Francisco, rey de Francia, dispuesto a disculpar su crueldad ejercida sobre sus súbditos protestantes con los príncipes alemanes, cuya amistad entonces deseaba, les escribió que solo castigaba a los anabautistas por su desprecio de las Escrituras y de todo gobierno civil.

Calvino, aunque entonces sólo tenía veinticinco años de edad, incapaz de soportar esa mancha borrosa proyectada sobre la religión reformada bajo el nombre de esos sectarios, expuso esa excelente obra, tanto para vindicar la verdad como para abogar por la inocencia de los que lo profesaban. B

a Hechos y Mon.

b Scultet., Annal., 454.

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