Más en el sabio entra la reprensión que cien azotes en el necio.

Ver. 10. La reprensión entra más en el sabio, etc. ] Una palabra al sabio es suficiente. Una mirada de Cristo rompió el corazón de Pedro y lo hizo llorar. Augusto, enfurecido, dispuesto a dictar sentencia de muerte a muchos, fue arrebatado por estas palabras de su amigo Mecenas, escritas en una nota, y arrojadas en su regazo, Tandem aliquando surge carnifex. ¡Le ruego que se levante al fin verdugo! a Cuando Lutero estuvo una vez en un gran calor, Melanchthon lo enfrió y lo calificó repitiendo ese verso, Vince animos iramque tuam, qui caetera vincis: b Domina tus pasiones, tú que dominas tan fácilmente todas las cosas.

Que cien azotes en un necio. ] Hic enim plectitur, sed non flectitur; corripitur, sod non corrigitur: Golpeado, pero no inclinado a la bondad; amerced, pero no enmendado. El ciprés, cuanto más se riega, más se seca. Acaz fue el peor por sus aflicciones; también lo era el ladrón de la barandilla. La mano seca de Jeroboam no obra nada en su corazón. Tenía el presente documento un milagro tan grande forjado delante de él, dice un hombre reverendo, c como San Pablo tenía a su conversión, sin embargo, era que no reparaban, porque el Espíritu no se lo colocó sobre.

a Aναστηθι ηδηποτε δημιε. - Dio., L. 55. c. 7. s. 2. 6: 397

b Joh. Manl., Loc . com.

c Dr. Preston.

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