12-17 Dios es amable con los malvados e ingratos, y ¿por qué no podemos ser así? David decidió destruir a Nabal, y todo lo que le pertenecía. ¿Es esta tu voz, oh David? ¿Ha pasado tanto tiempo en la escuela de la aflicción, donde debería haber aprendido la paciencia y, sin embargo, es tan apasionado? En otras ocasiones, él estaba tranquilo y considerado, pero con algunas palabras duras lo enfureció tanto que busca destruir a toda una familia. ¿Cuáles son los mejores hombres, cuando Dios los deja en paz para que sepan lo que hay en sus corazones? ¡Qué necesidad de rezar, Señor, no nos dejes caer en la tentación!

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