El apóstol encarga solemnemente a Timoteo que sea diligente, aunque muchos no soporten la sana doctrina. (1-5) Refuerza el encargo a partir de su propio martirio, entonces cercano. (6-8) Desea que venga pronto. (9-13) Advierte y se queja de los que le han abandonado, y expresa su fe en su propia conservación en el reino celestial. (14-18) Saludos amistosos y su habitual bendición. (19-22)

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