1-6 La palabra convincente y que despierta debe ser escuchada y atendida, así como las palabras de consuelo y paz; porque si escuchamos o no, la palabra de Dios surtirá efecto. El Señor todavía proclama misericordia a los hombres, pero a menudo esperan la liberación de formas tan inventadas como para asegurar su condena. Mientras se niegan a venir a Cristo y buscar misericordia en él y por él, para que puedan vivir, el fuego de la ira divina se desata sobre ellos. Los hombres pueden hacer un ídolo del mundo, pero encontrarán que no puede proteger.

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