8-14 Cuán terrible, cuán miserable es el caso de aquellos cuya eterna ruina ha jurado el Señor mismo; ¡porque él puede ejecutar su propósito, y nadie puede alterarlo! Esos corazones están miserablemente endurecidos que no se mencionarán para mencionar el nombre de Dios, y para adorarlo, cuando la mano de Dios ha salido contra ellos, cuando la enfermedad y la muerte están en sus familias. Los que no serán labrados como campos, serán abandonados como rocas. Cuando nuestros servicios de Dios están agriados por el pecado, sus providencias serán justamente amargadas para nosotros. Los hombres deben advertir que no endurezcan sus corazones, para aquellos que caminan orgullosos, Dios los destruirá.

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