* (1) Un cielo nuevo y una tierra nueva: la nueva Jerusalén, donde Dios habita y destierra todo el dolor de su pueblo. (1-8) Su origen celestial, su gloria y su defensa segura. (9-21) Su perfecta felicidad, como iluminada con la presencia de Dios y del Cordero, y en el libre acceso de las multitudes, hecha santa. (22-27)

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