23-33 Moisés se refiere a la consternación causada por el terror con que se dio la ley. Las apariencias de Dios siempre han sido terribles para el hombre, desde la caída; pero Cristo, habiendo quitado el pecado, nos invita a venir valientemente al trono de la gracia. Estaban en una buena mente, bajo las fuertes convicciones de la palabra que escucharon. Muchos tienen sus conciencias sobresaltadas por la ley que no las ha purificado; Se les extorsionan promesas justas, pero no se fijan ni arraigan buenos principios en ellas. Dios elogió lo que dijeron. Él desea el bienestar y la salvación de los pobres pecadores. Él ha dado abundantes pruebas de que lo hace; nos da tiempo y espacio para arrepentirnos. Él ha enviado a su Hijo para redimirnos, prometió su Espíritu a los que oran por él y ha declarado que no le agrada la ruina de los pecadores. Sería bueno para muchos, si siempre hubiera un corazón en ellos, como parece haberlo a veces; cuando están bajo la convicción de pecado, o las reprensiones de la providencia, o cuando llegan a mirar la muerte a la cara. La única forma de ser feliz es ser santo. Di a los justos: les irá bien. Dejemos que los creyentes hagan cada vez más su estudio y deleite, hacer lo que el Señor Dios ha mandado.

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