1-11 Los israelitas, que habían sido albañiles y ladrilleros en Egipto, no estaban calificados para trabajos delicados, pero el Espíritu que dio a los apóstoles la capacidad de hablar en diversas lenguas, milagrosamente les dio a Bezaleel y Aholiab la habilidad que les faltaba. El honor que proviene de Dios siempre va acompañado de una obra por hacer; ser empleado por Dios es un alto honor. Aquellos a quienes Dios llama a algún servicio, los encontrará o los capacitará para ello. El Señor da diferentes dones a diferentes personas; que cada uno se dedique a su propio trabajo, recordando diligentemente que cualquier sabiduría que alguien posea, el Señor la puso en el corazón para hacer sus mandamientos.

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