8-13 Todos los que trabajan solo por la carne que perece, tarde o temprano se avergonzarán de su trabajo. Aquellos que colocan su felicidad en las delicias de los sentidos, cuando se les priva de ellos o se les perturba el disfrute, pierden su alegría; mientras que la alegría espiritual florece más que nunca. Mira qué cosas perecederas e inciertas son nuestras comodidades. Vea cómo necesitamos vivir en continua dependencia de Dios y su providencia. Mira qué trabajo ruinoso hace el pecado. En cuanto a que la pobreza ocasiona la decadencia de la piedad, y priva a la gente de la causa de la religión, es un juicio muy doloroso. ¡Pero cuán bendecidos son los juicios de Dios que despiertan, al despertar a su pueblo y llamar a casa el corazón de Cristo y su salvación!

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