43-45 Dios prometió dar a la simiente de Abraham la tierra de Canaán para que la poseyera, y ahora la poseían y habitaban en ella. Y la promesa del Canaán celestial es tan segura para todo el Israel espiritual de Dios; porque es la promesa de Él que no puede mentir. No había un hombre delante de ellos. La prevalencia posterior de los cananeos fue el efecto de la pereza de Israel y el castigo de su inclinación pecaminosa a las idolatrías y abominaciones de los paganos a quienes albergaban y consentían. No faltó nada de nada bueno, lo que el Señor le había dicho a la casa de Israel. A su debido tiempo se cumplirán todas sus promesas; entonces su pueblo reconocerá que el Señor ha excedido sus expectativas más grandes, y los hizo más que vencedores, y los llevó al descanso deseado.

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