20-24 Es deber de los padres decirles a sus hijos de vez en cuando las palabras y las obras de Dios, para que puedan ser entrenados en el camino que deben seguir. En todas las instrucciones que los padres dan a sus hijos, deben enseñarles a temer a Dios. La piedad seria es el mejor aprendizaje. ¿No estamos llamados, tanto como los israelitas, a alabar la bondad amorosa de nuestro Dios? ¿No levantaremos un pilar a nuestro Dios, que nos ha llevado a través de peligros y angustias de una manera tan maravillosa? Hasta ahora el Señor nos ha ayudado, tanto como lo hizo con sus santos de la antigüedad. ¡Cuán grande es la estupidez e ingratitud de los hombres, que no perciben su mano y no reconocerán su bondad, en sus frecuentes liberaciones!

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