10-15 Dios despierta a Josué para preguntarle, diciéndole que cuando esta cosa maldita fue guardada, todo estaría bien. Los tiempos de peligro y problemas deben ser tiempos de reforma. Debemos mirar en casa, en nuestros propios corazones, en nuestras propias casas, y hacer una búsqueda diligente para descubrir si no hay algo maldito allí, que Dios ve y aborrece; alguna lujuria secreta, alguna ganancia ilegal, una retención indebida de Dios o de otros. No podemos prosperar, hasta que lo maldito sea destruido de nuestros corazones, y fuera de nuestras habitaciones y nuestras familias, y abandonado en nuestras vidas. Cuando el pecado de los pecadores los descubre, Dios debe ser reconocido. Con un juicio cierto e infalible, el Dios justo hace y distinguirá entre inocentes y culpables; de modo que aunque los justos son de la misma tribu, y familia, y hogar con los impíos, nunca serán tratados como los impíos.

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