1-6 Los compatriotas de nuestro Señor trataron de prejuzgar la mente de la gente contra él. ¿No es éste el carpintero? Nuestro Señor Jesús probablemente había trabajado en ese negocio con su padre. De este modo, honró a los mecánicos y alentó a todas las personas que comen con el trabajo de sus manos. A los seguidores de Cristo les conviene contentarse con la satisfacción de hacer el bien, aunque se les niegue la alabanza de ello. ¡Cuánto perdieron estos nazarenos por sus obstinados prejuicios contra Jesús! Que la gracia divina nos libre de esa incredulidad, que hace de Cristo un sabor a muerte, más que a vida para el alma. Vayamos, como nuestro Maestro, a enseñar a los campesinos el camino de la salvación.

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