29-39 Cualquiera que sea nuestro caso, la única manera de encontrar alivio y tranquilidad, es ponerlo a los pies de Cristo, someterlo a él, y remitirlo a su disposición. Aquellos que quieran obtener la curación espiritual de Cristo, deben ser gobernados como a él le plazca. Ved qué obra ha hecho el pecado; a qué diversas enfermedades están sujetos los cuerpos humanos. Aquí había enfermedades que la fantasía no podía adivinar ni la causa ni la cura, y sin embargo estaban sujetas al mandato de Cristo. Las curas espirituales que Cristo realiza son maravillosas. Cuando las almas ciegas ven por la fe, los mudos hablan en la oración, los mancos y los cojos caminan en santa obediencia, es de admirar. Su poder también se mostró a la multitud, en la abundante provisión que hizo para ellos: la manera es muy parecida a la anterior. Todos comieron y se saciaron. A los que Cristo alimenta, los llena. Con Cristo hay pan suficiente y de sobra; provisiones de gracia para más de los que la buscan, y para los que buscan más. Cristo despidió a la gente. Aunque los haya alimentado dos veces, no deben buscar milagros para encontrar el pan de cada día. Que vuelvan a sus casas, a sus tareas y a sus propias mesas. Señor, aumenta nuestra fe y perdona nuestra incredulidad, enseñándonos a vivir de tu plenitud y generosidad, para todo lo que concierne a esta vida y a la venidera.

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