22-29 Dios le ordena a Aarón que se prepare para morir. Hay algo de disgusto en estas órdenes. Aarón no debe entrar en Canaán, porque había fallado en su deber en las aguas de la contienda. Hay mucha misericordia en ellos. Aaron, aunque muere por su transgresión, muere con facilidad y en honor. Está reunido con su pueblo, como aquel que muere en los brazos de la gracia divina. Hay mucha significación en estas órdenes. Aarón no debe entrar en Canaán para demostrar que el sacerdocio levítico no puede hacer nada perfecto; eso debe hacerse trayendo una mejor esperanza. Aaron se somete y muere en el método y la manera señalados; y, por lo que parece, con tanta alegría como si se hubiera ido a la cama. Fue una gran satisfacción para Aaron ver que su hijo, que era querido para él, prefería; y su oficio preservado y asegurado: especialmente, para ver en esto una figura del sacerdocio eterno de Cristo. Un buen hombre desearía, si fuera la voluntad de Dios, no sobrevivir a su utilidad. ¿Por qué deberíamos codiciar continuar por más tiempo en este mundo, que mientras podemos hacer algún servicio para Dios y nuestra generación?

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