6-27 Aquí hay un ejemplo conmovedor del peligro de las lujurias juveniles. Es una historia o una parábola del tipo más instructivo. ¿Alguien se atreverá a aventurarse en tentaciones que conducen a la impureza, después de que Salomón haya puesto ante sus ojos de una manera tan viva y clara, el peligro de incluso acercarse a ellos? Entonces es él como el hombre que bailaría al borde de una roca elevada, cuando acaba de ver otra caída de cabeza desde el mismo lugar. La miseria de los pecadores arruinados comenzó sin tener en cuenta los mandamientos bendecidos de Dios. Deberíamos rezar diariamente para evitar que caigamos en la tentación; de lo contrario, invitamos a los enemigos de nuestras almas a extender trampas por nosotros. Nunca evite el vecindario del vicio. Cuidado con los pecados que se dice que son pecados agradables. Son los más peligrosos, porque con mayor facilidad ganan el corazón y lo cierran contra el arrepentimiento. No hagas nada hasta que hayas considerado bien el final. Si un hombre viviera tanto tiempo como Matusalén, y pasara todos sus días en las más altas delicias que el pecado puede ofrecer, una hora de angustia y tribulación que debe seguir, los superaría con creces.

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