1-7 Mientras más peligro aparezca, más fervientes deberíamos estar en oración a Dios. Todos están seguros a quienes el Señor protege. Si él es para nosotros, ¿quién puede estar en contra de nosotros? Especialmente debemos mirar y orar, para que el Señor retrase nuestros caminos en sus caminos, para que nuestros pasos no resbalen. Dios es tan capaz de mantener a su pueblo del fraude secreto como de la fuerza abierta; y la experiencia que hemos tenido de su poder y cuidado, en peligros de un tipo, puede alentarnos a depender de él en otros peligros.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad