18-20 Se nos enseña a bendecir a Dios en Cristo, por todo lo que él ha hecho por nosotros. David es sincero en oración por el cumplimiento de esta profecía y promesa. Es triste pensar cuán vacía está la tierra de la gloria de Dios, cuán poco servicio y honor tiene de un mundo en el que es tan generoso. Que nosotros, como David, nos sometamos a la autoridad de Cristo y participemos de su justicia y paz. Que podamos bendecirlo por las maravillas del amor redentor. Que podamos pasar nuestros días y terminar nuestras vidas, orando por la difusión de su evangelio.

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