1-7 Nuestra pobreza y miseria, cuando se sienten, suplican poderosamente en nuestro nombre ante el trono de la gracia. La mejor autoconservación es comprometernos a guardar a Dios. Soy uno a quien favoreces, te has apartado para ti mismo y has hecho partícipe de la gracia santificante. Es un gran estímulo para la oración, sentir que hemos recibido la gracia conversora de Dios, hemos aprendido a confiar en él y a ser sus siervos. Podemos esperar consuelo de Dios, cuando mantenemos nuestra comunión con Dios. La bondad de Dios aparece en dos cosas, en dar y perdonar. Hagan lo que hagan los demás, invoquemos a Dios y confiemos nuestro caso a él; No buscaremos en vano.

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