8-15 Algunos consideran que el progreso del evangelio, comenzando desde Jerusalén, se refiere a las aguas vivas que fluyen de esa ciudad. Ni el evangelio y los medios de gracia, ni las gracias del Espíritu forjadas en los corazones de los creyentes por esos medios, nunca fallarán, por razón del calor de la persecución, o las tormentas de la tentación, o las explosiones de cualquier otra aflicción. Parecen predecirse juicios tremendos, que se enviarán sobre aquellos que deberían oponerse al asentamiento de los judíos en su propia tierra. Hasta qué punto deben entenderse literalmente, solo los eventos pueden determinar. La furia y la malicia furiosas que agitan a los hombres unos contra otros, son sombras débiles de la enemistad que reina entre los que han perecido en sus pecados. Incluso las criaturas inferiores a menudo sufren por el pecado del hombre y en sus plagas. Así Dios mostrará su desagrado contra el pecado.

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