Muchos días: mucho tiempo, incluso más de dos años, antes de que ocurriera el siguiente evento sobre su hijo. Y seguramente el aumento de su fe a tal grado, que le permitió negarse a sí misma y confiar en la promesa, fue un milagro tan grande en el reino de la gracia como el aumento de su aceite en el reino de la providencia. Bienaventurados los que pueden así creer y obedecer con esperanza contra la esperanza.

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