Egipto - Dios por su providencia lo ordenó de tal manera, que él no era uno de esa raza maldita de los amalecitas, que iban a ser completamente destruidos, sino un egipcio, que podía salvarse. Me dejó en este lugar y en este estado, lo cual era una crueldad inhumana, porque debería, y fácilmente podría haberlo llevado con la presa que habían tomado. Pero pagó caro por esta crueldad, porque esta fue la ocasión de la ruina de él y de toda su compañía.

Y Dios, por su secreta providencia, ordenó el asunto así para ese mismo fin. Para que no haya lucha contra Dios, que puede hacer que los accidentes más pequeños sean útiles para producir los mayores efectos.

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