Y David le dijo: ¿De quién eres tú? ¿Y de dónde eres tú? Y él dijo: Soy un joven de Egipto, siervo de un amalecita; y mi amo me dejó, porque hace tres días me enfermé.

Ver. 13. Y mi amo me dejó, porque hacía tres días. ] Debería haberlo mirado más bien y haber ordenado su transporte y su curación; como hizo el buen samaritano por un simple extraño. Pero esto es merces mundi, el salario del mundo: y Euquerio observa aquí que el mundo suele servir a sus sirvientes de esta manera, desechándolos cuando en el peor de los casos: y luego Dios se los lleva, los que pertenecen a su elección, y no solo los alivia, pero los usa mucho en la guerra cristiana.

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