Pero ... Habiendo descrito en los versículos anteriores la naturaleza y estabilidad de ese reino que Dios había establecido mediante un pacto seguro sobre él y su descendencia; y especialmente, sobre el Mesías, que sería uno de su posteridad; ahora describe la naturaleza y la condición miserable de todos los enemigos de este reino santo y bendito. Como espinas, que los hombres no suelen tocar, sino que las arrojan. Y así Dios apartará de sí mismo, de su pueblo y de su reino, a todos los que, en secreto o abiertamente, se opongan a él.

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