Y reinarán por los siglos de los siglos. ¡Qué estímulo es este para la paciencia y la fidelidad de los santos, que, sean cuales sean sus sufrimientos, les producirán "un eterno peso de gloria!" Así termina la doctrina de esta Revelación, en la felicidad eterna de todos los fieles. Los misteriosos caminos de la Providencia se aclaran y todas las cosas desembocan en un sábado eterno, un estado eterno de perfecta paz y felicidad, reservado para todos los que perseveren hasta el fin.

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