No veo ninguna razón por la que tengamos que dudar de la verdad de esto; es evidente que ahora se encontraban bajo una extraordinaria bendición de aumento, que bien puede suponerse que tenía este efecto, que las mujeres tuvieron un parto rápido y fácil, y que las madres y los niños, al ser ambos animados, rara vez necesitaron la ayuda de parteras; de esto estas parteras se dieron cuenta, y concluyendo que era el dedo de Dios, se animaron así a desobedecer al rey, y con esto justificarse ante Faraón, cuando él las llamó a rendir cuentas por ello.

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